Las diferentes Denominaciones de Origen de Vino de la provincia de Tarragona dan por hecho que su producción bajará este año entre un 25 y un 30 por ciento aproximadamente. La ola de calor y la falta de lluvia, que se ha estado prolongando durante este mes de agosto, está afectando a los viñedos hasta el punto que algunas bodegas han avanzado la vendimia para evitar que la uva madure en exceso. Aunque la uva es un cultivo adaptado a períodos prolongados sin lluvia, la persistente sequía está haciendo que las cepas "sufran" más de la cuenta, según coinciden desde las cinco DO de referencia en la demarcación.
«Si no llueve pronto habrá una diminución importante de la cosecha. Con las altas temperaturas la uva madura mal y las viñas están sufriendo ", decía contundente Carles Andreu, presidente de la DO Conca de Barberà, la pasada semana.
Algunos de los 24 bodegas que forman parte de este denominación de origen ya han comenzado a vendimiar algunas de las variedades tempranas, como la chardonnay o pinoit noir. En estas ya se ha detectando un descenso en la cosecha. "Las variedades tradicionales de la Conca de Barberà, como parellada, macabeo o el trepat deberían empezar a recogerse los próximos quince días. Si lloviera podrían recuperarse", puntualizaba Andrés.
"El año pasado se recogieron 37 millones de kilos de uva y, este año no llegaremos a los 30. Se calcula que recogeremos unos 28 millones, un 25 o 30 por ciento menos que la pasada campaña ", confirma Jordi Rius Gironés, secretario de la DO Terra Alta.
En esta zona, donde predominan las variedades de garnacha blanca y macabeo "hay fincas que no habrá ni quevendimiar-, donde la uva se ha secado", dice Rius.
Sin embargo, los bodegueros están pendientes de que las condiciones metereológicas puedan cambiar en los próximos días. Algunos han empezado a vendimiar ya la garnacha blanca –una variedad que se recoge en diferentes etapas para lograr vinos de mayor o menor gradación– y las tempranas como el moscatel, el sauvignon blanc y chardonnay.
"La mancha de riego de apoyo es cada vez es alta en la Terra Alta, de 2.000 metros cúbicos por hectárea y año, pero no todos tienen la conciencia del riego", afirma Ríos.
Algunos bodegueros de la DO Montsant, donde predomina las variedad autóctonas de garnacha y cariñena, comenzaron la vendimia la pasada semana. En esta zona la vendimia empieza a principios de septiembre, como la mayoría, en un año de condiciones meteorológicas "normales".
El propio presidente de la denominación de origen, Jaume Doménech, reconoce que la calidad dependerá de la madurez alcanzada, «pero este año la uva no ha madurado de manera lógica», dice Doménech, "después de un año en el que la vid ya había perdido capacidad hídrica". Una vez recogido la uva los enólogos tendrán que esperar a ver cómo evoluciona durante la fermentación. Esta DO calcula recoger un 20 por ciento menos aproximadamente respecto al año pasado y, por tanto, las bodegas tendrán menos producción para embotellar.
La vendimia de las variedades tempranas marcará la de las siguientes en la cosecha, explica el presidente de la DO Tarragona, Josep Lluis Grogués. Y, de momento, la recogida de la chardonnay, que ya ha comenzado, no apunta unas previsiones demasiado optimistas.
"Entre lunes y martes (de la pasada semana) la cosecha ya se está moviendo en una horquilla que va del 30 al 50% menos de cantidad respesto a la campaña anterior de Chardonnay, ya veremos qué sucede con el macabeo y el xarel·lo ...", dice Grogués. Entre el 80 y el 90 por ciento de la cosecha de chardonnay se destinará a la producción de cava. Las altas temperaturas han propiciado una maduración también alta y, por tanto, se pervive que los caldos tengan una mayor gradación. «La calidad, pese a la ola de calor, no tiene porque ser mala. Sanitariamente las cepas están muy bien, no tienen podredumbres, están sanos", afirma.
"Es un poco prematuro para aventurarnos, estos golpes de calor son habituales. No podremos saber si merma la cosecha hasta el último momento", esta es la predicción que hace Toni Alcover, presidente de la DOQ Priorat sobre los resultados de la vendimia. Lo cierto es, sin embargo, que las bodegas de esta denominación de origen están acostumbradas los periodos prolongados sin lluvia. "Y depende de los terrenos, los de pizarra aguantan bien y mucho más si las viñas son viejas", explica Jordi Vidal, enólogo y copropietario de la Conreria de Scala Dei, una de las bodegas que produce vinos con esta Denominación de Origen. El 85% de las fincas de la DO tienen estas características con las que se conserva la humedad y obliga a las uvas a buscar el agua a capas más profundas. "El año pasado ya fue seco y las plantas no han hecho tanto de uva. La ola de calor hace que se pierda uva, se marchitando y la falta de agua hace que la uva sea más sufrida", puntualiza Vidal. Sin embargo, esta bodega afirma que, como mucho, la cosecha se reducirá en un 5 o 7%. "La garnacha negra ya tiene menos uva porque el año pasado ya hizo calor", asegura Vidal. A pesar de la sequía, el descenso en la cosecha no significa un descenso en la calidad de los vinos.
*Artículo publicado Diari Més
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