Un tapón de corcho que sellaba un ánfora que contenía vino y que fue encontrada frente a la costa de Girona conserva aún sus propiedades, según un estudio realizado por el Centre d'Arqueologia Subaquàtica de Catalunya (CASC) i l'Institut Català del Suro (ICSURO). Esta pieza única fue encontrada en los almacenes de un barco que naufragó hace dos milenios frente al Port de la Selva (Alt Empordà) y que transportaba vino desde la zona de la desembocadura del rio Besòs, en la localidad barcelonina de Sant Adrià de Besòs (Barcelonès).
Según uno de los responsables del CASC, Gustau Vivar, que ha presentado el estudio en las instalaciones del Museu d'Arqueologia de Catalunya a Empúries, la embarcación trasladaba entre trescientas y cuatrocientas ánforas a la ciudad francesa de Narbona.
Los análisis realizados han demostrado que la estructura celular del corcho seguia prácticamente intacta y que conservaba propiedades como la elasticidad que le permite adaptarse a los cuellos de botella. Las muestras encontradas se han comparado con otras actuales y la diferencia es escasa, con la excepción de la degradación producida por la presión del agua del mar durante 2.000 años. El vino que transportaban los ánforas, construidas en la zona de Tarragona, era joven y, por eso, los tapones de corcho tenían un agujero en el centro para permitir que saliesen los gases de la fermentación.
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